Había una vez un desalentado hombre de pie al lado de una carretera. Una mujer que pasaba por ahí sintió simpatía por él y le dedicó una sonrisa. El hombre, animado por esa inesperada sonrisa decidió entonces escribirle una carta a un viejo amigo con el que hacía mucho tiempo que no hablaba. El amigo se emocionó tanto al recibir la carta que le dio 10 euros a un mendigo que se encontró por la calle.
Ese mismo día, un poco más tarde, el mendigo encontró un cachorro abandonado tiritando en un callejón, usó el dinero para comprarle comida y se lo llevó con él para entrar los dos en calor frente a una fogata. El perrito siguió al mendigo y al caer la noche llegaron frente a una casa con un amplio porche. Pidieron permiso para pasar la noche a la familia que allí vivía porque se avecinaba una tormenta. La familia estuvo de acuerdo y se fueron todos a dormir. De madrugada unos incesantes ladridos del cachorro despertaron a todos. Al buscar la causa de los ladridos se dieron cuenta de que la casa estaba en llamas justo al lado de la habitación del más pequeño de la familia. Justo a tiempo fueron capaces de salvar al niño que creció hasta convertirse en un famoso médico que descubrió un tratamiento para la malaria y acabó salvando millones de vidas.
Y todo esto comenzó con una simple sonrisa.
Reflexiona sobre el poder de la sonrisa y del refuerzo en tu entorno personal y profesional. Intenta ser consciente de alguna situación en la que alguna persona te mostró su apoyo, reconocimiento o te agradeció una acción en tu trabajo. ¿Verdad que te sentiste bien y te motivó?
Intenta ponerlo en práctica en tu día a día y comprueba su efecto positivo
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