Al hacer un anclaje estamos conectando una señal sensorial con un estado interno. Este fenómeno, estudiado por Pavlov y Skinner, es una constante en nuestras vidas: cuando escuchamos una canción que nos hace entrar en un estado de euforia o melancolía; o cuando vemos a un antiguo compañero de clase; o cuando saboreamos un plato que sólo nuestra abuela sabía hacerlo; o cuando sentimos una temperatura y una humedad que nos recuerda a esas marvillosas vacaciones; o cuando olemos una colonia de un antiguo amor, etc. En todos los casos son experiencias meramente sensoriales que nos conecta n con experiencias pasadas. Este “recordar” es, la mayoría de veces, inconsciente y nos sorprenderíamos al percatarnos de la cantidad de anclajes que tenemos.
Identificar, producir y cambiar anclajes es una de las tareas que la PNL practica.
La utilidad de los anclajes reside en que nos ayudan a entrar en estados que contienen recursos para determinadas conductas. Dada la interrelación entre cuerpo y emociones, un determinado estado interno nos ayuda a conectar con el cuerpo, con la conducta deseada, por ejemplo, hablar en público con seguridad.
Esta canción es uno de mis anclajes
Esta canción es uno de mis anclajes
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