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viernes, 11 de marzo de 2011

Ir de victima



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Los niños necesitan desesperadamente llamar nuestra atención y muchas veces van de victimas . Una criatura sobrevivirá mucho mejor a los golpes que al abandono. Pueden soportar ser maltratados, pero no pueden soportar ser ignorados.

Está será nuestra gran arma a la hora de cambiar el comportamiento inadecuado, jugar con su necesidad de atención para conseguir que se porten como nosotros queremos. Es decir, cuando hagan lo que nosotros queremos, les haremos caso, jugando con ellos, llevándoles al cine, dejando que nos cuenten sus cosas.. y cuando hagan lo que no queremos que hagan, les ignoraremos por completo, pues este es en realidad el peor castigo.

 
Ignorar a un niño puede ser una tarea dificilísima. Parece fácil, se trata de hacer como si no existieran, como si no les vieramos ni oyéramos, pero resulta tan complicado en la práctica que se necesita el entrenamiento de un especialista para llegar a ser un maestro porque los niños intentarán toda clase de trucos para distraernos, desde gritarnos al oído,llorar y hay que hilar muy fino para que no se nos vaya de las manos la situación. Recordemos que ignorar es un castigo terrible, por tanto nunca debe aplicarse por sí solo, siempre en combinación con prestar atención y siempre por periodos cortos de tiempo. No se debe dejar de hablar a un niño por largos espacios de tiempo, pues les crea una angustia excesiva, además es un arma de doble filo, pues también ellos, ya en la adolescencia, pueden llegar a retirarnos la palabra como castigo.


Resulta especialmente importante aprender a ignorar las rabietas, sobre todo en público, son muy escandalosas y llaman mucho la atención de los demás por eso tratamos de evitarlas cediendo, pero esto es contraproducente porque si cedemos al chantaje (pues no es otra cosa) estamos perdidos. De modo que no queda más remedio que aguantar el chaparrón, sabiendo que ponerse morado al gritar no es importante, que pueden llegar a tirarse al suelo, aporrear lo que tengan cerca, decirnos que no nos quieren , e incluso vomitar.

Hay que educar al niño en no ir de victima y que sepa que si va de victima no conseguirá nada. Hay que enseñarle hoy para que a lo largo de la vida  en cualquier relación que tenga , sea de amigos, familiar o de pareja, que se produzcan  conflictos, tensiones, situaciones injustas, olvidos de cosas importantes, desatenciones…  no vaya de victima. Si la tendencia es a tomárselo en “plan de víctima” se va a sufrir, y se va a hacer sufrir, mucho.

Ir de víctima, puede ser la manera de llamar la atención del otro, que nos haga más caso, que nos quiera más. Pero al quejarnos y reprochar creamos en el otro una reacción contraria a la deseada; igual ni se lo esperaba, pues no creía habernos hecho nada, o le avergonzamos y culpamos de algo que considera injusto.

No tenemos ni que ser víctimas de nadie por su mal carácter, ni tender a “ir de víctimas” como forma de comunicación con otros.

Tenemos derecho a ser felices y a disfrutar de una vida sin sufrimientos innecesarios. Así que manos a la obra.

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