CONTADOR

miércoles, 6 de julio de 2011

Aprender a cooperar

Las organizaciones verdaderamente exitosas son aquéllas que no solamente producen excelentes resultados financieros, sino en las que también los miembros que las componen tienen ocasión de crecer y desarrollarse como individuos al tiempo que aprenden cómo cooperar mejor con sus semejantes. Y en esto el coach de equipos facilitamos este aprendizaje, este desarrollo.

Muchas veces me peguntan cual es la diferencia entre el  coaching de equipos y el coaching de individuos, la diferencia esta en que en el coaching de equipos el  énfasis se pone en maximizar la eficacia de las relaciones entre miembros del grupo, de manera que la cooperación entre ellos crezca y así se alcance un mejor resultado.

Aunque a primera vista pudiera pensarse que un grupo de personas es siempre capaz de mucho más que un individuo aislado, la realidad es que a menudo la inteligencia total de un grupo se manifiesta notablemente inferior que la suma de las inteligencias individuales de sus miembros. Ello se debe a que buena parte de la energía de los miembros del grupo se pierde y en lugar de utilizarse en conseguir las metas del grupo, se usa para sobrevivir a los conflictos y problemas internos. Craso error!

Es imposible que un manual de procedimientos describa el modo adecuado de resolver todas las posibles situaciones que se nos pueden presentar en la vida real, como tampoco es posible que un organigrama describa las relaciones entre los miembros de una organización con la riqueza y profundidad que éstas requieren para que el trabajo en común sea óptimo. Tienen que ser los propios individuos los que descubran día a día a través de la interacción qué funciona y qué no funciona en su relación.

De hecho nadie puede definir de antemano cuál es el mejor modo de proceder en una organización frente a una determinada circunstancia. Una organización es una matriz de relaciones antes que nada y todos sabemos que las relaciones sanas son aquellas en las que las personas involucradas deciden conjuntamente y acuerdan entre sí los pasos a dar. En cambio, cuando alguien intenta imponernos unilateralmente una determinada idea o acción, algo se rebela en nuestro interior, y de manera automática oponemos resistencia y nos defendemos tratando de imponer nuestro propio punto de vista.

La oposición de dos puntos de vista que quieren ser impuestos unilateralmente es lo que provoca los conflictos en las organizaciones.

El coach de equipos es también un facilitador que ayuda a los miembros del grupo a hacer su comunicación más fluida, mejorar la forma de solucionar problemas, solventar desavenencias y tomar decisiones capaces de generar el nivel de compromiso necesario para hacerlas efectivas. El coach ayuda a los equipos a desprenderse de la carga de malos hábitos que la vida corporativa va generando al cortar la espontaneidad y frescura de las relaciones propias de las personas que se conocen y se aprecian.

En su tarea de facilitación, el coach estimula también a los miembros del equipo a prestar atención a los valores que inspiran sus acciones y a considerar en qué medida son un obstáculo para conseguir sus objetivos y los del grupo. No hay cambio duradero que no implique un cambio profundo de valores y convicciones.

Cuando en una organización existe un número suficiente de equipos que deciden cambiar sus pautas de conducta para mejorar la eficacia de las relaciones entre miembros, la cultura de esa organización empieza a cambiar en su conjunto y se redescubre el espíritu de pequeña empresa. Es una revolución cultural.

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