CONTADOR

viernes, 11 de junio de 2010

Emprender y Coaching


Ayer pude compartir la tercera jornada de trabajo con un joven empresario de una pequeña empresa. Sus inquietudes, las típicas de los pequeños empresarios: la escasez de recursos, la necesidad del control riguroso de los costes fijos, la imposibilidad de dedicar todo el tiempo que le gustaría a sus empleados, las dificultades de inversión, la asfixias por tener que combinar simultáneamente muchos temas, la fuga de empleados valiosos en cuanto tienen una oferta mejor...; y a ello se añaden las inquietudes propias de la juventud materializadas en forma de inseguridades y dudas a la hora de tomar decisiones.

Al final el saco algunas conclusiones y estableció algunos planes de acción a poner en marcha. Va avanzando muy rápidamente y los resultados de su negocio así lo están notando.
Destaco algunas ideas que salen cuando trabajo con jovenes empresarios:

Primero. La economía es una disciplina que se basa en satisfacer unas necesidades –que son ilimitadas– con unos recursos –que son escasos–. Ello implica establecer prioridades y asignar nuestros recursos a los mismos. Todo pequeño empresario sueña tener un buen despacho bonito, en una zona atractiva, con los mejores ordenadores, con los empleados más valiosos, con secretarias que organicen la agenda, etc., etc.. Por desgracia, hay que saber qué es lo principal y qué es lo secundario. Los negocios se gestionan –sobre todo en los comienzos– con un profundo dominio del gasto. La austeridad es muy importante y saber priorizar es fundamental.

Segundo. La necesidad de un equilibrio entre referencias y libertad. Todo empleado necesita ciertas coordenadas para no sentirse perdido pero al mismo tiempo debe tener suficiente margen y espacio para poder aportar y poner su granito de arena porque si no se convierte en un autómata y pierde la motivación.

Tercero. La creatividad permite abrir puertas donde parece que sólo hay candados. La creatividad no es sólo hacer nuevos productos o desarrollar nuevos procesos, sino encontrar soluciones a los múltiples problemas que surgen en el día a día de la gestión. Para casi todos los inconvenientes cotidianos que muchas pensamos que no tienen solución, habitualmente con un poco de imaginación existe una salida para casi todo.

Cuarto. Ventaja competitiva, ésa es la palabra clave. ¿Qué tengo yo que los demás no tienen? ¿Por qué me van a comprar a mí y no a otros? ¿Es el precio, la localización, la capacidad comercial, los contactos...? Lo primero en cualquier negocio es preguntarse esta cuestión: ¿Qué me hace diferente? Además, hay que tener en cuenta que las ventajas competitivas cada día se eliminan o reducen en periodos más breves por lo que hay que estar actualizándolas continuamente.

Quinto. La relevancia está en los «para qué». Cuando una monta una empresa debe saber con qué finalidad lo hace. Si el motivo es exclusivamente hacerse rico me da la impresión que ése no es el camino adecuado. Uno debe poner en marcha una compañía porque siente pasión con el proyecto que va a desarrollar. Si lo hace bien, trabajo duro y tiene paciencia, los resultados acabarán llegando. Y si no, la experiencia será maravillosa para ulteriores desafíos. Pero elevar a la categoría de fin el dinero creo que no es la mejor alternativa
El coaching a este emprendedor le esta ayudando. Y yo disfruto muchisiiiimooo siendo participe de esto.

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