CONTADOR

martes, 25 de mayo de 2010

El liderazgo personal


Intentaré resumir algunos de los aspectos que considero más importantes y con poder transformador sobre el trillado tema del liderazgo, bajo la creencia de que no es posible ser mejor manager ni líder de un equipo o una empresa, de lo que se es como persona.

Por eso la clase de persona que estoy siendo, estructura y condiciona mi hacer y mis logros, y entonces, hay ciertos haceres y determinados resultados que quedarán fuera de mi esfera de posibilidades a no ser que me meta con esa persona a la que veo todos los días en el espejo cuando me levanto a la mañana para ir a trabajar: yo.

La elección que mayor impacto tiene en las decisiones vinculadas al liderazgo organizacional, es asumir el compromiso irrenunciable de ser mediante nuestro hacer quienes queremos ser.

El liderazgo personal es un proceso (un “hacer”). La plataforma humana en la que este proceso se desarrolla está construida por una conciencia organizada alrededor de una visión personal y un set de valores (un “llegar a ser”) que permanecen presentes continuamente en la perspectiva de quien lidera su vida. Esta conciencia es necesaria para el liderazgo pero no es suficiente. El proceso de liderazgo ocurre cuando las elecciones ante la vida responden al llamado de esta conciencia, potenciada por el sentimiento.

■¿Para qué estoy en este mundo?
■¿Cuál es el sentido que quiero darle a mi existencia?
■¿Qué clase de persona quiero ser?
■¿Cuál es el ideal más grande de humanidad para mi mismo que anhelo expresar mediante mis elecciones cotidianas de vida?

Indagarnos acerca de estas cuestiones y sostener cotidianamente en nuestra mirada estos ideales sobre nuestro “ser persona”, es una forma muy efectiva de conseguir que nuestra vida sea aspirada hacia la realización del futuro que anhelamos, y de influenciar a otros para que sumen sus aportes en este camino de realización.

Joseph Jaworski en su libro de liderazgo “Sincronicidad” expresa de esta manera las ideas de Erich Fromm:

Ser es un modo de estar en el mundo u orientación existencial,… tiene que ver con nuestro carácter, con nuestra orientación general hacia la vida; es un estado de actividad interna.”

Según expertos en liderazgo y aprendizaje organizacional de la talla de Greenleaf y Senge, una de las decisiones cruciales que habilita un verdadero liderazgo en una comunidad o en una organización, es la elección existencial de servir a la vida y de esta manera permitir que la vida se despliegue a través de mí.

Creer que líder se nace y definir al líder como quien posee características extraordinarias, deshabilita la posibilidad de descubrirse como líderes en el 99,9% de la población mundial y presenta una gran cantidad de desventajas, algunas directamente vinculadas con la elección de la respuesta a dar a las circunstancias presentes. Si bien existen condicionantes natos y cierta disposición natural hacia el liderazgo en algunas personas, el modelo que creo de liderazgo no necesita de seres formidables ni heroicos para ejercerlo. El liderazgo tampoco tiene que ver con la autoridad externa, ni con el poder personal, ni con el carisma.

El liderazgo tiene que ver con la conciencia de que somos todos generadores de realidades y no simples espectadores, ni víctimas de las circunstancias que nos tocan. Sepamos entonces que tenemos la capacidad de influenciar el mundo, reconociendo y ejerciendo nuestro rol en el “equipo de creadores”.
Acceder a nuestra capacidad de liderar requiere de visión, esfuerzo, práctica, reflexión y un alto compromiso con la humanidad y sus valores.

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