CONTADOR

martes, 18 de mayo de 2010

Relaciones saludables



Hoy me gustaría tratar sobre qué tipo de relación es la más saludable para las personas que trabajan en una organización, y por qué.


Para empezar, dejamos de hablar de jefes y empleados para hacerlo sobre líderes y colaboradores. A partir de aquí, automáticamente empezamos a observar resultados positivos tanto a nivel personal como organizacional, y en general, en toda la cadena de valor del contexto empresarial.

Desde mi punto de vista, la magia que permite la unión de dos o más cerebros (la de líderes y colaboradores) para formar una potente simbiosis, es por supuesto un objetivo común, pero no solo desde un punto de vista racional, cognitivo-objetivo, sino desde un punto de vista emocional, afectivo-emotivo.


Me explico; si yo desempeño mi labor además de porque tengo un objetivo/trabajo que cumplir, porque me gusta, porque lo disfruto, no te digo ya si me apasiona, el resultado no puede ser menos que llamativo, sorprendente. Sí además encajo en esa forma de sentir con el líder, la cultura y el equipo, el resultado es espectacular.

Queda entonces claro que debo o debería colaborar en aquellas organizaciones que están alineadas con el trabajo que me gusta y con los valores enraizados en mi personalidad.

¿Y cómo sé qué trabajo es el que me gusta, el que me apasiona?
Pues no es tarea fácil.

Es algo que debería enseñarse en la escuela, desde jóvenes, para conseguir que pasión y formación vayan unidas.

Aunque en la vida adulta también se puede “virar el rumbo” si lo descubrimos, será más difícil, lento y laborioso, pero aun así es altamente recomendable, porque cuando al final se baje el telón en el escenario de nuestra vida, no podremos arrepentirnos de no haberlo intentado al menos.

Claro, para conseguir esto, parto de la base de que yo mismo debo pensar que soy una empresa, y que tengo un proyecto, es decir soy en mi caso, “Maite Villafruela, S.L.” (en sentido figurado).¿Cuál es tu proyecto?

Desde este prisma podemos ir a las organizaciones a aportar valor y a pedir una retribución acorde con ese valor, y lo mejor de todo, a disfrutar con el trabajo realizado, con el consiguiente bienestar psicológico que retroalimentará las demás dimensiones de nuestra vida.

Si me siento bien trabajaré más y mejor, que unido al clima laboral positivo inyectado por el líder, energizará todo el conjunto y provocará mejores resultados en la cadena de valor de la organización.

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