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lunes, 22 de marzo de 2010

Desarrollo de competencias emocionales



Daniel Goleman, Richard Boyatzis y Annie Mckee en su libro el líder resonante crea más, han hecho cientos de investigaciones de como desarrollar las competencias emocionales relacionadas con el liderazgo.


El mensaje de estos tres expertos en IE es que las caracteristicas propias de la inteligencia emocional pueden cultivarse, tanto a nivel individual como organizacional.


Esta apuesta decidida por la capacidad real de cambio de las competencias viene avalada por doce años de estudios e investigación de estos autores.Todo lo que se comenta en el libro concede una inegable credibilidad. Te recomiendo leerlo, son trescientas doce páginas que merecen ser leidas.

Hoy voy a escribir sobre una parte del libro en las que comentan como desarrollar la IE.

¿Cómo podemos desarrollar las competencias emocionales relacionadas con el liderazgo?

Está claro que hay que emplear un sistema diferente al que ha utilizado hasta ahora. La Inteligencia Emocional se asienta en circuitos neuronales que están entre los centros ejecutivos del cerebro, los lóbulos prefrontales, y el sistema límbico donde se encuentran la motivación, los impulsos y las emociones con lo que tendremos que desarrollar un sistema de formación que se dirija al sistema límbico y no al neocórtex.

La formación dirigida al neocórtex, que es la habitual, por ejemplo, en los programas de posgrado de las escuelas de negocio, es mucho más rápida para el aprendizaje ya que es asociativa, es decir, establece relaciones para incrementar su comprensión, pero se olvida de forma muy rápida a no ser que se ponga en práctica inmediatamente después de ser aprendida.


El desarrollo de competencias emocionales no sólo va dirigido al neocórtex, sino que está centrado en el sistema límbico. Este sistema neuronal tiene una forma de aprendizaje diferente, mucho más lento, ya que para que una competencia se dé por aprendida deben crearse nuevas conexiones neuronales.

El cerebro humano es muy plástico lo que significa que puede crear nuevo tejido y nuevas conexiones neuronales durante toda su vida.
No obstante, esta idea también nos adelanta que su desarrollo será mucho más lento en personas adultas que en jóvenes debido a que en los adultos se presenta un doble trabajo: desaprender para luego volver a aprender, o lo que es lo mismo a nivel neuronal, crear una nueva conexión límbica que reemplace a la que queremos sustituir.

Con todo esto parece que el mejor periodo para desarrollar competencias de liderazgo es entre la adolescencia y los veinte años, ya que el cerebro no se ha desarrollado completamente y se asientan mejor los hábitos emocionales sobre todo el autocontrol, la motivación de logro, la colaboración y la persuasión
.

El aprendizaje adulto requiere mayor esfuerzo y energía: desaprender, aprender y desarrollar nuevas competencias. Sin embargo, y debido a la ya citada plasticidad cerebral, las personas adultas pueden mejorar sustancialmente sus competencias emocionales hasta el final de sus días.

Así mismo, sabemos que las personas aprenden lo que quieren aprender y cuando se obliga a alguien a modificar su conducta, esa modificación dura lo mismo que dura esa obligación, con lo que será muy importante la motivación que tienen las personas para iniciar un proceso de cambio personal y también el clima emocional existente durante el proceso de aprendizaje de los nuevos comportamientos.


Por lo tanto, necesitaremos la motivación de los asistentes, la práctica de nuevos comportamientos y la retroalimentación constante de los avances que se están dando para conseguir desarrollar las competencias emocionales del liderazgo… lo que implica tiempo, mucho más tiempo que en los modelos de formación más cognitivos.

Estos autores proponen, después de años de investigación, las siguientes fases por las que tiene que pasara este tipo de aprendizaje autodirigido:


1-Descubrir quién quiero ser (yo ideal)

2-Descubrir quién soy realmente (fortalezas y debilidades);

3-Diseñar mi propia agenda de aprendizaje;

4-Experimentar y practicar nuevas conductas, pensamientos y sentimientos hasta dominarlos,

5-Crear relaciones de apoyo y confianza que faciliten todo este proceso de cambio.

Como síntesis podríamos decir que el desarrollo del liderazgo debe ser lento, autodirigido y que lleve a la consolidación de lo que somos, de lo que podemos ser o de ambas cosas a la vez, lo que sería lo más adecuado: centrarnos en nuestras fortalezas para después poder centrarnos en lo que queremos modificar y desarrollar, y todo ello, con tiempo de dedicación…


Con mucho tiempo y en compañía ya que aunque sea autodirigido es imposible hacerlo en soledad, por eso le puede ayudar mucho el coaching para el desarrollo de las competencias emocionales.

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